Por Mauricio Álvarez Mora.
A la Procuraduría Ambiental y Agraria deberíamos llamarla la "procuraduría minera". Para rectificar su actuar no le bastó con la sanción que se le hizo al procurador Mauricio Castro por su abierta parcialidad y servilismo a favor de la minera canadiense Industrias Infinito, ahora su reemplazo, Susana Fallas Cubero, parece concursar por el mismo "premio" al defender los intereses de la empresa, en lugar de asumir sus atribuciones de protección de los bienes naturales para las presentes y futuras generaciones.