Al llegar a la mitad del año, es un buen momento para evaluar el desempeño ambiental del gobierno actual, donde ha sido evidente el desinterés y abandono del protagonismo en esta y otras materias, que no generan réditos inmediatos en la popularidad, o en su modus operandi de confrontación permanente.
Destaca en este semestre el rechazo del Acuerdo de Escazú, mientras se propone recortes sobre los ya menguados y mutilados presupuestos del MINAE, y especialmente un recorte que, de concretarse, sería histórico para el SINAC. Por otro lado, en la arquitectura institucional, el Gobierno presentó un proyecto que busca trasladar poder desde las instancias técnicas, para concentrar y centralizar las decisiones en el ministro de turno. Es decir, alejarse de la técnica y politizar la toma de decisiones.