Por Mauricio Alvarez; docente de la Escuela de Geografía de la UCR y coordinador del Programa Kioscos Socioambientales UCR [1]
Acercarse a la trocha fronteriza es surcar la geografía de la deshumanización más cruda y real que experimentan miles de inmigrantes que llegan en búsqueda de trabajo y superación a Costa Rica. En muchos casos son víctimas de coyotes, de traficantes de injusticas y complejas redes ilegales que van por los pueblos de hambres de Nicaragua, van con sus cuentos y “cuentas de vidrio” prometiendo a los hijos de Sandino la “pura vida”: el trabajo y la paz.