martes, 7 de abril de 2015

Día mundial contra los transgénicos


Mauricio Álvarez Mora.

El 8 de abril se celebra el día de acción mundial contra los organismos modificados genéticamente (OMG), que han irrumpido hace dos décadas en nuestra agricultura y alimentación, provocando un enorme rechazo social, sobre todo en el mundo. Este rechazo quedó en evidencia cuando la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) aprobó en enero de 2013 la realización de ensayos transgénicos en maíz por parte de D&PL Semillas Ltda., subsidiaria de MONSANTO.

Esta solicitud despertó una discusión nacional y al movimiento ciudadano, que ha logrado detener los permisos sumando además 74 municipalidades declaradas libre de transgénicos. Cada una de estas declaratorias implicó movilización, conversatorios, talleres o reuniones con las organizaciones locales. Además, se realizaron actividades masivas de movilización entre marchas y concentraciones, dentro de las que se incluye una caminata durante más de siete días desde la región de Nicoya hasta San José.

Estas acciones han tenido como resultado la promulgación de un decreto que protege el maíz como patrimonio cultural, como un paso más para cerrar definitivamente la puerta al maíz transgénico.  Sin embargo, el Gobierno costarricense aún no cumple su promesa de campaña de aprobar un decreto de moratoria a los transgénicos y en la Asamblea Legislativa aún se sigue discutiendo un proyecto de ley al respecto.

En Costa Rica, la siembra de estos cultivos inició en 1991, cuando había pocas regulaciones y escasa información sobre este tema, por lo que estas primeras siembras pasaron desapercibidas para la sociedad en general.

Los cultivos transgénicos autorizados en Costa Rica (CR) son los que se siembran para reproducir semillas para exportación (algodón y soya), y los de tipo experimental (maíz, piña, banano, plátano, arroz y tiquisque). A la fecha no se han presentado solicitudes de siembra de cultivos transgénicos para su comercialización dentro del país.

El consumo y venta de estos productos en la cadena alimentaria nacional se da por medio de la importación, especialmente de granos de origen transgénico por parte del sector agroindustrial, a saber: maíz y soya (para alimentar animales o hacer alimentos industriales). Lo anterior vulnera la bioseguridad ya que hay riesgo de que existan agricultora/es que utilicen dichos granos transgénicos como semilla. Este tipo de transgénicos ingresan al país sin control alguno, bajo el arancel de grano y no de semilla. La entrada de éstos se da principalmente por el puerto de Caldera (Puntarenas).

Contaminación transgénica

La primera confirmación de la contaminación transgénica en nuestro país la hace el sentido común, puesto que una gran parte de nuestras importaciones de alimentos procesados y semillas provienen de los EE. UU. y de Canadá, dos de los principales productores de cultivos transgénicos en el mundo, especialmente de maíz, soya, algodón y canola (colza). La segunda comprobación surge de un estudio del Centro de Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Jiménez, 2003), el cual incluyó muestras de semillas, subproductos y/o alimentos procesados de arroz, maíz, soya, algodón, y papa. La investigación encontró que de 16 productos comerciales analizados, más de la mitad (56%) resultaron positivas para la prueba realizada. la tercera confirmación proviene de un estudio de monitoreo para la detección de transgénicos en granos y semillas, realizado en el 2004 por la Alianza Centroamericana de Protección a la Biodiversidad. El resultado de este monitoreo mostró que 48% de las muestras colectadas evidenciaron la presencia de contaminación con transgénicos, tanto en los puertos marítimos de entrada (Caldera y Moín) como en un expendio ubicado en el Mercado Central de San José. La muestra de granos de maíz amarillo comprada en el Mercado Central evidenció la presencia del maíz transgénico Bt1.

Para liberarnos de esta amenaza el movimiento ecologista presentó el proyecto de ley para declarar el fomento de prácticas agroecológicas de interés público y nacional. Es importante apoyar este visionario paso para que Costa Rica se consolide como un referente internacional en el campo de la sustentabilidad.  La liberación de transgénicos es un paso más en la dirección equivocada y debemos establecer una moratoria en aras de proteger nuestra gallina de huevos de oro que es la agrobiodiversidad campesina y la agricultura orgánica. No podemos pretender promocionar a Costa Rica como un destino ecológico sembrando cultivos transgénicos.

Publicado en:

https://www.alainet.org/fr/node/168871?language=es

 

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