Este humedal cuenta con nacientes de agua, un manantial y fuentes hidrotermales de origen natural. Alberga una gran biodiversidad y cumple una función vital como zona de recarga acuífera, extendiéndose desde Coris de Cartago hasta la Laguna de Doña Ana, en Paraíso.
La historia del humedal se remonta a los orígenes de la ciudad de Cartago,
cuando fue fundada en la zona del Guarco bajo el nombre de Ciudad del Castillo
de Garcimuñoz (1561) por Juan de Cavallón y Arboleda. También se le conoció
como la "Ciudad
de Lodo", por la abundancia de barro y agua junto a los ríos Coris y
Purires, lo que evidencia que históricamente ha sido una zona de humedales.
Esto es precisamente lo que han señalado los defensores del humedal y
diversas instancias preocupadas por su conservación: que este ecosistema ha
existido siempre y seguirá siendo un sistema lacustre, aunque intenten
rellenarlo o destruirlo. Los ríos y el sistema hídrico que lo alimentan no
desaparecerán, y cualquier infraestructura construida sobre él quedará expuesta
a riesgos ambientales y sociales.
Desde hace varios años, vecinos y la organización ecologista Nido
de Halcón han interpuesto denuncias ante la Municipalidad de
Cartago, la Defensoría
de los Habitantes y el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Una de las
denuncias
fue presentada a inicios de enero de 2024. Se han reportado impactos como
el dragado, las quemas, la presencia de ganado que elimina la vegetación nativa
y la creciente expansión urbana que amenaza con hacer desaparecer este
ecosistema.
La Defensoría ha abierto una investigación y está solicitando informes a las
instituciones involucradas. Las personas defensoras del humedal han solicitado
medidas urgentes, como la paralización de obras en curso en la zona.
Uno de los pasos fundamentales es que la Municipalidad de Cartago declare
formalmente el uso de suelo como humedal,
con el fin de impedir futuras construcciones, actividades agrícolas y ganaderas
que están degradando el ecosistema. Asimismo, es urgente que el MINAE realice
los estudios técnicos necesarios para formalizar el registro del humedal,
incluyendo sus nacientes, turberas, fuentes termales y zonas de recarga
acuífera.
Este humedal es también un importante hábitat para aves locales y
migratorias. La Asociación Ornitológica de Costa Rica visita la zona
periódicamente y ha registrado decenas de especies características de los
humedales. El defensor ambiental Ricardo Muñoz comentó en el programa Voces
y Política (24 de abril de 2024): “En
una sola mañana de conteo, entre las 6:00 a.m. y el mediodía, se han registrado
más de 100 aves. En promedio, un 40% son acuáticas y otro 40% migratorias o
endémicas”.
Esto representa una oportunidad para el turismo especializado, tanto
nacional como internacional.
En un contexto urbano, los humedales cumplen funciones clave, como absorber
el exceso de lluvias y reducir el riesgo de inundaciones. Además, su vegetación
actúa como filtro natural, mejorando la calidad del agua. Por estas y muchas
otras razones, los humedales están protegidos por la legislación ambiental
costarricense.
Existen varios estudios sobre el potencial hídrico del sitio, así como
informes de la Dirección de Aguas del MINAE que declaran aguas de dominio
público en al menos 10 nacientes y 64 ojos de agua termal, según explicó
Ricardo Muñoz en Voces y Política.
El conflicto central es que solo una pequeña parte del humedal ha iniciado
el proceso formal para su declaratoria oficial. Mientras tanto, esta zona ha
sido tratada sin ninguna protección ambiental, y algunos propietarios intentan modificar
el ecosistema para facilitar el desarrollo de actividades económicas sin las
restricciones que implicarían ser declarado humedal
Amenazas. El 24
de mayo de 2024, Ricardo Muñoz denunció en Voces y Política
que ya no se le permite ingresar a las fincas cercanas al humedal, donde antes
tenía autorización, y que ha recibido amenazas: “Me
dijeron que si caminaba por esas fincas, me atuviera a las consecuencias, y que
ni siquiera en la calle pública de Coris me iban a respetar”.
La defensa del humedal ha sido liderada por Nido de Halcón, una organización
con más de 40 años de trayectoria ecologista, y ha contado con el respaldo de
organizaciones como la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna
(APREFLOFAS), Bloque Verde y otras agrupaciones ambientales.
La importancia del sitio ha sido destacada también por la Organización para
Estudios Tropicales (OET), el Corredor Biológico Ribereño Interurbano Subcuenca
Reventado-Aguascalientes (COBRI-SURAC), la Asociación Ornitológica de Costa
Rica, el Proyecto Geografía y Diálogo de Saberes del Programa Kioscos
Socioambientales de la UCR, la Escuela de Geografía de la UCR y distintas
instancias del MINAE.
La lucha por el humedal de Coris continúa, pero también avanzan a gran
velocidad proyectos urbanísticos, perforación de pozos, viveros, monocultivos,
ganadería, industria y otras infraestructuras. Estas no solo amenazan la
integridad del humedal, sino que también están en riesgo, pues, aunque lo
drenen o lo invadan, cuando llueve el humedal se manifiesta: el agua regresa, y
con ella los impactos económicos y ambientales en todo lo que fue construido
encima.
Resulta paradójico que quizás el primer humedal registrado en la historia
del país aún no esté oficialmente declarado, y que la legislación ambiental sea
ignorada, permitiendo que la mayoría de los costarricenses desconozcan su
existencia.
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