viernes, 13 de junio de 2025

En Defensa del Humedal de Coris en Cartago


Por Mauricio Álvarez Mora


A pocos kilómetros de las ciudades de San José y Cartago se encuentra un humedal único dentro de la Meseta Central que está siendo destruido, a pesar de que la legislación nacional protege este tipo de ecosistemas. Nos referimos al humedal de Coris.

Este humedal cuenta con nacientes de agua, un manantial y fuentes hidrotermales de origen natural. Alberga una gran biodiversidad y cumple una función vital como zona de recarga acuífera, extendiéndose desde Coris de Cartago hasta la Laguna de Doña Ana, en Paraíso.

La historia del humedal se remonta a los orígenes de la ciudad de Cartago, cuando fue fundada en la zona del Guarco bajo el nombre de Ciudad del Castillo de Garcimuñoz (1561) por Juan de Cavallón y Arboleda. También se le conoció como la "Ciudad de Lodo", por la abundancia de barro y agua junto a los ríos Coris y Purires, lo que evidencia que históricamente ha sido una zona de humedales.

Esto es precisamente lo que han señalado los defensores del humedal y diversas instancias preocupadas por su conservación: que este ecosistema ha existido siempre y seguirá siendo un sistema lacustre, aunque intenten rellenarlo o destruirlo. Los ríos y el sistema hídrico que lo alimentan no desaparecerán, y cualquier infraestructura construida sobre él quedará expuesta a riesgos ambientales y sociales.

Desde hace varios años, vecinos y la organización ecologista Nido de Halcón han interpuesto denuncias ante la Municipalidad de Cartago, la Defensoría de los Habitantes y el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Una de las denuncias fue presentada a inicios de enero de 2024. Se han reportado impactos como el dragado, las quemas, la presencia de ganado que elimina la vegetación nativa y la creciente expansión urbana que amenaza con hacer desaparecer este ecosistema.

La Defensoría ha abierto una investigación y está solicitando informes a las instituciones involucradas. Las personas defensoras del humedal han solicitado medidas urgentes, como la paralización de obras en curso en la zona.

Uno de los pasos fundamentales es que la Municipalidad de Cartago declare formalmente el uso de suelo como humedal, con el fin de impedir futuras construcciones, actividades agrícolas y ganaderas que están degradando el ecosistema. Asimismo, es urgente que el MINAE realice los estudios técnicos necesarios para formalizar el registro del humedal, incluyendo sus nacientes, turberas, fuentes termales y zonas de recarga acuífera.

Este humedal es también un importante hábitat para aves locales y migratorias. La Asociación Ornitológica de Costa Rica visita la zona periódicamente y ha registrado decenas de especies características de los humedales. El defensor ambiental Ricardo Muñoz comentó en el programa Voces y Política (24 de abril de 2024): “En una sola mañana de conteo, entre las 6:00 a.m. y el mediodía, se han registrado más de 100 aves. En promedio, un 40% son acuáticas y otro 40% migratorias o endémicas”.

Esto representa una oportunidad para el turismo especializado, tanto nacional como internacional.

En un contexto urbano, los humedales cumplen funciones clave, como absorber el exceso de lluvias y reducir el riesgo de inundaciones. Además, su vegetación actúa como filtro natural, mejorando la calidad del agua. Por estas y muchas otras razones, los humedales están protegidos por la legislación ambiental costarricense.

Existen varios estudios sobre el potencial hídrico del sitio, así como informes de la Dirección de Aguas del MINAE que declaran aguas de dominio público en al menos 10 nacientes y 64 ojos de agua termal, según explicó Ricardo Muñoz en Voces y Política.

El conflicto central es que solo una pequeña parte del humedal ha iniciado el proceso formal para su declaratoria oficial. Mientras tanto, esta zona ha sido tratada sin ninguna protección ambiental, y algunos propietarios intentan modificar el ecosistema para facilitar el desarrollo de actividades económicas sin las restricciones que implicarían ser declarado humedal

Amenazas. El 24 de mayo de 2024, Ricardo Muñoz denunció en Voces y Política que ya no se le permite ingresar a las fincas cercanas al humedal, donde antes tenía autorización, y que ha recibido amenazas: “Me dijeron que si caminaba por esas fincas, me atuviera a las consecuencias, y que ni siquiera en la calle pública de Coris me iban a respetar”.

La defensa del humedal ha sido liderada por Nido de Halcón, una organización con más de 40 años de trayectoria ecologista, y ha contado con el respaldo de organizaciones como la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna (APREFLOFAS), Bloque Verde y otras agrupaciones ambientales.

La importancia del sitio ha sido destacada también por la Organización para Estudios Tropicales (OET), el Corredor Biológico Ribereño Interurbano Subcuenca Reventado-Aguascalientes (COBRI-SURAC), la Asociación Ornitológica de Costa Rica, el Proyecto Geografía y Diálogo de Saberes del Programa Kioscos Socioambientales de la UCR, la Escuela de Geografía de la UCR y distintas instancias del MINAE.

La lucha por el humedal de Coris continúa, pero también avanzan a gran velocidad proyectos urbanísticos, perforación de pozos, viveros, monocultivos, ganadería, industria y otras infraestructuras. Estas no solo amenazan la integridad del humedal, sino que también están en riesgo, pues, aunque lo drenen o lo invadan, cuando llueve el humedal se manifiesta: el agua regresa, y con ella los impactos económicos y ambientales en todo lo que fue construido encima.

Resulta paradójico que quizás el primer humedal registrado en la historia del país aún no esté oficialmente declarado, y que la legislación ambiental sea ignorada, permitiendo que la mayoría de los costarricenses desconozcan su existencia.

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