Por Mauricio Alvarez Mora.
El 22 de diciembre de 1988 fue asesinado Francisco Alves "Chico" Mendes, activista contra la deforestación de la selva del Amazonas. Fue asesinado en Xapuri, pequeña fronteriza con Bolivia. Los asesinos materiales fueron el terrateniente Darly Alves de Silva y uno de sus 21 hijos, Darcy Alves Pereira, que fueron juzgados y condenados.
Chico Mendes era un recolector de caucho, un llamado “seringueiro” en Brasil. Nació en 1944 en el Estado brasileño de Acre. Fue el principal impulsor del «Conselho Nacional dos Seringueiros». Su oposición a la deforestación que afectaba a Acre y su defensa de los pueblos de los bosques le dio una gran fama internacional. De seringueiro se transformó en sindicalista y de sindicalista en ecologista.
Pocos días antes de morir, Chico Mendes, que tenía cuando fue asesinado 44 años, declaró: «Si descendiese un enviado de los cielos y me garantizase que mi muerte facilitaría nuestra lucha, hasta valdría la pena. Pero la experiencia me enseña lo contrario. Las manifestaciones o los entierros no salvarán la Amazonia. Quiero vivir.»
También dijo “Al principio pensaba que estaba luchando para salvar a los trabajadores del caucho, después pensé que luchaba para salvar la selva amazónica. Ahora percibo que estoy luchando por la humanidad”.
Siete años después el 14 de julio de 1995 desapareció inexplicablemente David Maradiaga, ecologista, poeta y escritor, siete meses y siete días después de las muertes de Oscar Fallas, María del Mar Cordero y Jaime Bustamante, integrantes de la Asociación Ecologista Costarricense (AECO) en condiciones que todavía no han sido aclaradas. Luchadora y luchadores que luego de ganarle a la Transnacional Stone Container, que planeaba instalar un muelle astillero en la zona sur costarricense, sufrieron trágicos sucesos que el aparato judicial de Costa Rica aún sigue sin aclarar.
Maradiaga, nacido en 1968, generó poesía ensayo y critica de libros. Fue ganador del Premio Centroamericano de Literatura Joven por su libro Animal lluvioso en 1990. Entre sus libros destacan Noticias de fuego (1985) y Pasos en la madrigada (1991). El poema que sigue lo escribió David en 1992….La fuerza de su palabra denunciando el asesinato de Chico Méndez, como si fuera su auto-epitafio, no deja de estremecer.
Chico Méndez
Tuve que formar un lago rojo bajo
mi cuerpo
servir de estuche
a un trozo de metal
que me dejó sin aliento.
Pero ahí tendido
supe la verdad de las
transformaciones.
Hecho insecto alojé un fértil polen
en muchos corazones.
Hecho fiera
puse mi rugido en los cuatro
vientos
para que el hombre acuda pronto a
evitar su ruina.
Hecho reptil inmenso y milenario
sembré el pánico
entre hordas que destruían el
bosque.
Horadé la futura economía de los
depredadores
convertido en implacable roedor.
Hundí navíos de criminales
con mis aletas de enfurecido pez.
Muchas cosas fui
antes de volverme ese árbol
gigantesco
que esparce bellotas
del claro animal que vivirá el
futuro.
David Maradiaga (1992)
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