martes, 20 de agosto de 2013

Santa Rosa: un pueblo que resiste


Por Mauricio Álvarez Mora.

La comunidad de Santa Rosa de la Rita, en Pococí de Limón, se ha convertido en un símbolo de lucha, organización y resistencia contra la expansión de la piña. Hace aproximadamente ocho años llegó la noticia de que se iba a instalar una finca piñera, junto a la plaza, la escuela, la iglesia católica y el salón comunal. Desde ese momento Santa Rosa no es la misma.

En este caso, los vecinos y vecinas tuvieron una oportunidad que no se da en todas las comunidades, se enteraron (a tiempo) de las implicaciones socioambientales de la instalación del proyecto en su comunidad, probablemente equivalentes a las que genera la actividad en otros lugares.

La organización de la comunidad hizo que algunas instituciones públicas, al fin, cumplieran con su trabajo. Se lograron informes que alertaban sobre el riesgo de desarrollar el proyecto a escasos metros del tanque de agua que abastece a toda la comunidad. Además, otros estudios aseguraban que los presentados por la empresa responsable “no cumplen con los requerimientos de SENARA”. Por otra parte, una encuesta realizada por Kioscos Socioambientales, de la Universidad de Costa Rica, revela que un 69,1% sostiene estar en desacuerdo (total/parcial) con la apertura del proyecto.

Basándose en la información obtenida, desde el 2007 se ha iniciado toda una odisea de procedimientos y denuncias en diferentes instituciones. Se ha acudido a la Sala Constitucional en tres ocasiones (se ganó en la primera, se perdió en la segunda y se está a la espera de la tercera resolución), también se denunció ante el Tribunal Ambiental Administrativo, SETENA, SENARA, AyA... y, a la fecha, no se ha logrado una respuesta definitiva a favor de la comunidad. Sin embargo, la movilización ha sido tal que, a pesar de que la empresa desarrolladora cuenta con la viabilidad ambiental desde el 2010, aún no ha sembrado.

Tensión creciente. En los últimos días la tensión aumentó. En la finca se inició la preparación del terreno, es posible ver maquinaria entrar y salir en cualquier momento -incluso de madrugada-. Esto pareciera indicar que los desarrolladores están cansados de esperar, por lo tanto, en cualquier momento iniciarán la siembra. Frente a ello, se reactivó la organización comunal, de ahí que se presentara el tercer recurso de amparo. Como parte de este, la Sala IV solicitó informes a las instituciones competentes, las cuales, a pesar de la vulnerabilidad sospechada anteriormente, ahora afirman que no se contaminará el agua.

Así, por ejemplo, SENARA indica que “se puede permitir siempre y cuando se utilicen agroquímicos de baja toxicidad, persistencia y movilidad... La actividad debe contar con una certificación de buenas prácticas agrícolas”.

Sin embargo, esta afirmación implica contradicción, pues no se puede garantizar que la empresa vaya a utilizar este tipo de agroquímicos, ni su actuar de conformidad con manuales que no son del todo vinculantes. Por lo tanto, persiste el riesgo. En este caso no se trata de cualquier riesgo, estamos frente a la posibilidad de contaminar el agua que consumen 550 personas, quienes, además, añoran la Santa Rosa que la piña les está quitando.

Es común escuchar a los vecinos y vecinas contar historias de cuando “iban a pescar a las lagunas que habían en la finca”, las cuales -dicho sea de paso- ya no están y las instituciones públicas se empeñan en afirmar que nunca existieron. Habrá de tratarse de uno de esos famosos casos de “demencia colectiva”.

A manera de conclusión debemos considerar, por una parte, el daño que se ha ocasionado a la comunidad -fomentando las divisiones-, y al ambiente -supuesto drenaje del humedal, tala de árboles, quemas agrícolas, entre otros-, y que debiera servir como precedente para que no se autorice la siembra de piña en esta comunidad. Por otra parte, que el ejemplo de Santa Rosa, deteniendo la expansión del monocultivo por más de 8 años, debe servir como inspiración para otras comunidades. A pesar de los intereses económicos de unos pocos, de la indiferencia del Gobierno y de los pésimos resultados obtenidos en la vía legal, los derechos humanos se defienden, en primera instancia, con la organización comunal.

Publicado en: https://www.diarioextra.com/Dnew/noticiaDetalle/156614

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