TLC petrolero

Por Mauricio Álvarez Mora.

Actualmente la empresa petrolera Harken se esta valiendo de la amenaza de someter al país a un arbitraje internacional de acuerdo con el TLC (si es que pasa), aún sin tener ningún sustento legal de por medio. Con el TLC firmado las empresas extranjeras como Harken tendrían mayor poder para extorsionar al país. En cuanto a la exploración y explotación petrolera en el país, de aprobarse el TLC con los Estados Unidos (TLC-EUCA), Costa Rica quedaría imposibilitada para modificar su legislación a fin de prohibir o restringir estas actividades.

En efecto, según el Anexo I de Medidas Disconformes de Costa Rica, la Ley de Hidrocarburos no podría ser derogada o reformada para restringir la inversión petrolera.

El Proyecto de Ley 14.630, que busca la derogatoria de la Ley de Hidrocarburos, aún esta en trámite legislativo. En ella se pretende establecer una moratoria a la exploración y explotacsión petrolera en el territorio. Sin embargo, al no estar aprobada, la moratoria no pudo ser incluida en el Tratado.

No hay duda que esto riñe claramente con la declaración que hizo en período electoral el entonces candidato Abel Pacheco, en el sentido de que, en una eventual gestión suya, promovería bajo todos los medios posibles la declaratoria definitiva de Costa Rica como país libre de explotación petrolera. El mismo señor Pacheco, siendo diputado, firmó el proyecto de derogatoria de la Ley de Hidrocarburos. A estas alturas, siendo Presidente, ni siquiera ha convocado el Proyecto para que la Asamblea lo discuta.

El único chance para que el Gobierno honrara su discurso antipetrolero lo dejó ir al no incluir la Ley de Hidrocarburos en las Medidas a Futuro, en las cuales se indican aquellos sectores o actividades sobre los cuales Costa Rica se reserva su derecho a legislar libremente en el futuro, aún cuando esas leyes sea  contrarias a las obligaciones del Tratado.

Está claro entonces que el Gobierno nunca tuvo intención de derogar la Ley, que sus supuestas buenas intenciones las dejó en las negociaciones del TLC y que nunca hubo más que retórica para buscar legitimidad y simpatía.

Ante esta situación los grupos de resistencia antipetrolera nos pronunciamos en pie de lucha para que el TLC no sea aprobado en Costa Rica.

Pacheco revienta la bola 

Por otra parte, con la decisión anunciada el 11 de marzo pasado de no indemnizar a la petrolera Harken y de ir a juicio en tribunales costarricenses, a pesar de ser una posición digna, lo que hace el Gobierno es pasarle la pelota al próximo Gobierno.

Para los ecologistas el pago por indemnización era legalmente improcedente, pues la petrolera Harken incumplió el contrato al no lograr el visto bueno para el Estudio de Impacto Ambiental (EIA).

Recordemos que en febrero del 2002 la SETENA rechazó el EIA de Harken, decisión que luego confirmó la entonces Ministra de Ambiente, Elizabeth Odio. La empresa nunca apeló la resolución de SETENA ni presentó un nuevo EIA dentro del término de tres años que establece el contrato. Por eso el contrato empezó a ser anulado en agosto del 2003 por estar condicionado a la aprobación del EIA.

A nuestro parecer la situación tiene dos escenarios posibles. Uno primero en cancha tica, con la empresa presentando acciones legales y ejerciendo presión a través de la Embajada Norteamericana y lobby con el próximo Gobierno. Un segundo en cancha gringa, con la empresa obstaculizando la aprobación del TLC en el Senado de ese país como medida de presión ante el Gobierno de Pacheco.

Esto sin duda seria lo único bueno que haría la Harken por Costa Rica. Sin embargo, aunque los emisarios de la empresa han amenazado con esta posibilidad, este escenario no rima mucho con los intereses de sus propios inversionistas, quienes están muy interesados en que pase el TLC.

Así que, según pinta, con Harken habrá que ir a tiempos extras.