Cambio de gobierno y energía

 

Por Mauricio Álvarez Mora. 

Gobierno Saliente y energía. Si podemos rescatar algo del anterior gobierno fue su accesibilidad y la disposición escuchar nuestras críticas. Esto no significó que se resolviera a favor de los interés del ambiente en la mayoría de los casos, pero si significó una actitud hasta ahora única de los gobernantes de turno. Una clase de atolillo bueno, más o menos y agrio en muchas ocasiones.

Podemos iniciar rescatando la declaratoria a la paz a la naturaleza que se quedó en el discurso y las contradicciones que fueron atrapando al gobierno. El no al petróleo nunca se concretó con la derogatoria o una reforma a la ley de hidrocarburos ni tampoco se mantuvo en la negociación del TLC con EEUU. Entonces nunca la moratoria tuvo un sustento legal consolidado con un procedimiento técnico dependiendo actualmente de la voluntad política del Presidente de turno, mientras las empresas fortalecen todos sus derechos con el marco de jurisprudencia del tratado de libre Comercio con EEUU.

Fue tanto el desdén por no derogar la actual ley de hidrocarburos que a pesar de las reuniones con el Presidente se dejaba fuera de las sesiones extraordinarias al punto que salió de la corriente legislativa.

En cuanto al tema de los efectos lesivos de la generación privada y de tomar alguna acción en cuanto a los dictámenes de la Contraloría General de la República, la Defensoría de los Habitantes, la Procuraduría General de la República y de una Comisión Legislativa nunca sucedió.

La situación tarifaria generó a inicios de gobierno un conflicto con las autoridades del ICE, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) y el Gobierno. Solo la posibilidad de poner a derecho las tarifas a estas compañías generó la presión de la Agencia Corporación de Inversión Privada de Ultramar (OPIC), de EE.UU. Actualmente esta agencia tiene aseguradas, en casi $50 millones, a dos empresas cogeneradoras.

Sobre este caso de OPIC, trascendió que la agencia está satisfecha con las medidas tomadas por Costa Rica para no cambiar las tarifas. Esto lo expresó su vicepresidente, después de reunirse con Abel Pacheco en mayo del 2003. Así, el gobierno no tramitó la petición de la contraloría, que consideraba lesivas las tarifas, aduciendo que tendría que anular los contratos con dos empresas cogeneradoras ligadas a la familia Figueres.

Más aún el Ministro de Ambiente el puso una “zancadilla” a la necesaria Ley del Recurso hídrico que tenía muchas posibilidades de ser aprobada al ponerse al servicio de los generadores privados. Esto sucedió al tratar de maniobrar para que el tema de las concesiones de agua, para esta actividad, fueran incluidas nuevamente en esta ley y no mandarlo a una ley especial, como asegura actualmente el proyecto de ley en trámite.

El tema de electricidad también fue mal negociado dentro del TLC con EEUU en dos aspectos. Por un lado se está consolidando el mercado de la privatización eléctrica existente y una vez que ésta quede incluida en las obligaciones del TLC no será posible revertir el proceso de privatización. Por otro lado para asegurar de que no allá ningún retroceso en la privatización del sector eléctrico las leyes sobre generación privada de electricidad 7200 y 7508 fueron listadas dentro de las medidas Disconformes del TLC con lo que no podrán ser derogadas o reformadas para restringir la inversión.

Según el departamento legal del ICE algunas de las obligaciones desprendidas del tratado podrían dar una liberalización de los servicios transfronterizos de transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica.

El sector beneficiado por la generación privada tuvo otra gran tajada gracias al actual gobierno que fue el mini combo de CONELECTRICAS que continua el callado y lento proceso de privatización de los servicios públicos de electricidad iniciado con la Leyes de generación privada. Esta ley se aprobó en febrero del 2003 que, en un primer momento, fue vetada por el presidente de la República con el compromiso de 38 diputados para que se le enmendaran los errores y reformarla rápidamente. En más de tres años los 38 diputados no han cumplido su palabra. Los efectos de esta ley ya lo están sintiendo las comunidades y el ambiente por la gran cantidad de proyectos que las cooperativas subcontratan a las mismas empresas privadas y que reciben jugosas tarifas. Se dan casos como el PH Pocosol donde se irrespetó la ley y se destruyeron áreas frágiles aún sin tener los permisos ambientales aprobados, o como el PH Torito en Alfaro Ruiz que lo gestiona una empresa privada para una cooperativa que no se sabe cuál es, o el ejemplo de COOPEGUANACASTE que construye un proyecto en Upala fuera del territorio que atiende.

Nuevo gobierno y Energía

Del nuevo gobierno esperamos que las cosas malas del actual se incrementen y que se reviertan los tímidos logros generados así lo ha manifestado en campaña y como presidente electo. Facilitarse los negocios de generación privada, echar a andar unos 180 proyectos hidroeléctricos, habilitar la exportación eléctrica a todos los nuevos proyectos a través de la interconexión eléctrica centroamericana (SIEPAC), activar proyectos como Pacuare y Boruca abriendo la puerta a proyectos dentro de los territorios indígenas, abrir parques nacionales a la explotación geotérmica como portillo para la hidroeléctrica son solo algunas de las acciones que esperamos imponga el nuevo gobierno. Esperamos una arremetida de las petroleras aumentando esta lista de cosas que sin duda intentarán imponernos en la medida que les de tiempo y se los permitamos.

En general podemos esperar todo lo que para el ambiente es una pesadilla y la profundización de un modelo energético anti-ambiental El consuelo que tenemos es que podemos esperar lo mejor de nuestro pueblo: de la garra y sabiduría de los indígenas, del ingenio campesino, de lucha frontal de la juventud, de las mujeres, del pensamiento crítico y de la ayuda desinteresada de muchos de los habitantes de este territorio. Podemos esperar mayor resistencia social, por que sin duda el sector neoliberal invirtió todo en la campaña política y eso mismo quiere a cambio.