Por Mauricio Alvarez Mora.
La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) planea reunirse este 15 de mayo por primera vez en esta administración y entre los temas a discutir llama la atención la solicitud de un Certificado para la liberación de transgénicos de la empresa Dow AgroSciences. Aun no se conoce el detalle de la solicitud ni la forma en que se procederá con el permiso.
La alerta entre ecologistas nacionales es doble, por un lado por la reputación de la empresa y por otro que para conocer nuevas autorizaciones de liberación de cultivos transgénicos al ambiente se estaría desobedeciendo la Resolución n°15017-2014 de la Sala Constitucional, que anuló por inconstitucional el artículo 132 del Decreto Ejecutivo n°26.921, cuyo fallo no ha sido notificado integralmente a las partes.
La Sala Constitucional determinó que la manera de otorgar los permisos para liberar transgénicos en Costa Rica es inconstitucional, pues viola los derechos de todas las personas al manejar de manera confidencial la información técnica que ha servido de base para autorizar estas actividades. Los permisos que se encontraban en trámite –para liberar maíz transgénico de Monsanto- no se pueden otorgar, hasta no ajustar la norma a las disposiciones de la Sala. Esta sentencia no detiene, de manera definitiva, las posibilidades de liberar al ambiente transgénicos en el país.
Sin conocer el fondo del fallo de la Sala Constitucional y adelantando criterio de manera temeraria e irresponsable el presidente de la CTNBio, Alex May aseguró que: “por ahora nada va a cambiar en cuanto a los permisos”. May explicó que se va a usar el Protocolo de Cartagena del 2006. Consultado sobre si cambiará en algo el proceso de los permisos, May respondió: “No, en lo absoluto. Se tiene que seguir trabajando, dando el servicio a las empresas, a las compañías, se tiene que seguir estudiando y cumpliendo con las funciones que están establecidas en la Ley de Protección Fitosanitaria. Los permisos se van a mover” (La Voz de Guanacaste, 29-9-2014).
Esta parcialidad del funcionario no extraña, pues dio un triste y deplorable apoyo abierto a la compañía Monsanto en toda la tramitación del permiso para la siembra de maíz transgénico en nuestro país y especialmente en la vista ante la Sala Constitucional. Ale May, en su calidad de presidente de la CTNBio, trató de defender la supuesta rigurosidad, capacidad administrativa y confianza de los “análisis de riesgos” empleada en el país, cuando lo cierto es que no existe tal control, como lo demostró la publicación de U. Sprenger “La contaminación oculta. Semilla transgénica, bioseguridad e intervenciones de la sociedad civil en Costa Rica” (http://goo.gl/xsHbEH).
Esta empresa solicitante es subsidiaria de Dow Chemical Co., una de las seis compañías que monopoliza el negocio de las semillas transgénicas y que controla alrededor del 10% de las ventas de agrovenenos (plaguicidas) en el planeta. En su triste historial (https://goo.gl/QJDCLd y http://goo.gl/b6OJnI)
En la región y nuestro país también vive aún la secuela del químico DBCP (DiBromoCloroPropano) que se utilizó en las bananeras de Centro América. Este veneno fue fabricado por las compañías transnacionales Dow Chemical Company, Occidental y Shell Oil Company.
Entre 1968 y 1979, miles de trabajadores bananeros de Costa Rica inyectaron en la tierra alrededor de las matas de banano unos 5 millones de litros de DBCP. En Costa Rica fue conocido como “nemagón” y afectando unas 30 mil personas con diversas secuelas, entre ellas esterilidad y cáncer, que se atribuyen al contaminante. Después de decenas de litigios en tribunales centroamericanos y estadounidenses, el Estado costarricense asumió la totalidad de las indemnizaciones con un costo aproximado de 14 mil millones de colones y las compañías nunca asumieron los costos sociales ni efectos negativos de la producción bananera (Programa Nuevas formas de acumulación, distribución y desigualdad del Instituto de Investigaciones Sociales UCR, 2015).
Además Dow Chemical Co. es señalada por su complicidad en la creación del agente naranja, un terrible herbicida que se utilizó en la guerra genocida contra Vietnam. También está relacionada con el megadesastre de Bhopal, India (3/12/84), donde una empresa (Union Carbide), posteriormente comprada por Dow, causó la muerte de miles de personas, sin jamás reconocer su responsabilidad moral. Además de los experimentos con animales que Dow Chemical realiza en Huntingdon Life Sciences.
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