Por Mauricio Álvarez Mora.
Queremos que en el marco de la Estudio de Impacto Patrimonial que está realizando UNESCO sobre Proyecto Hidroeléctrico Diquís y el proyecto del Aeropuerto Internacional de Costa Rica en Osa se incluya el proyecto de la empresa PINDECO para el establecimiento de una plantación de piña en el delta del Río Diquís.
El proyecto en cuestión incluye la siembra de 600 hectáreas de piña en el delta del Diquís y en menos de diecinueve días laborales y sin hacer verificación en campo, la SETENA aprobó la viabilidad ambiental en diciembre del 2016 para la siembra de Corporación de Desarrollo Agrícola Del Monte, S.A (ver resolución Nº 2331-2016-SETENA). Para otorgar la viabilidad ambiental SETENA utiliza un instrumento que se conoce como D1 que se compone a su vez de estudios de diversa índole y el correspondiente al tema arqueológico presentado omitió la existencia de una declaración de importancia mundial por parte de UNESCO para los sitios Finca 6, Batambal, Grijalba 2 y El Silencio y toda su fundamentación técnica (Ver Anexo 1. ¿Qué es un D1 de arqueología y cómo determina las decisiones sobre el patrimonio de Costa Rica? de la Arqueóloga Ifigenia Quintanilla).
Según la resolución de SETENA, el proyecto pretende hacer un cambio de cultivo en un área total de 600.2 hectáreas, en su mayoría dedicada a la plantación de melina (84.2%) mientras que el resto está ocupada por bosque (11,8%) y un total de 23.4 hectáreas (3.9% del área total) de humedales esto por la cercanía con el Humedal Térraba-Sierpe, también declarado de importancia mundial (sitio Ramsar). Al respecto SETENA deja en manos de la empresa el cumplimiento de la recomendación: “que se incluyan estas áreas de humedal dentro del diseño de siembra de la piña a efectos de proteger dichos ecosistemas”.
Los sitios Palmar Sur 3 y Palmar Sur
6, que están dentro del área a sembrar, son considerados de importancia
patrimonial y son sitios de alto grado de monumentalidad, esto según afirma la
misma compañía PINDECO en la licitación de estudios arqueológicos. Los sitios
La Morada-1 y El Túmulo presentan estructuras o áreas de actividad que fueron
definidas como posiblemente habitacional y funeraria respectivamente.
Es importante considerar que los
sitios mencionados no pueden ser evaluados independientemente de todo el
conjunto del patrimonio del Diquís, dado que podría ser área de amortiguamiento
del sitio de patrimonio mundial UNESCO y la declaratoria de patrimonio fija una
serie de obligaciones y requisitos que creemos que fueron obviados por la
rapidez y la superficialidad del procedimiento seguido para otorgar la
viabilidad por parte de la SETENA.
El permiso ambiental otorgado por
SETENA afirma que “se requiere realizar evaluación arqueológica y amojonamiento
del sector arquitectónico en el sitio Palmar Sur-3, en el sector de 10 ha. y
evaluación del sector arquitectónico en el sitio Palmar Sur-6 en un sector de
15 ha. Además, se requiere realizar evaluación arqueológica en los sitios La
Morada-1, La Morada-2 y Casa Cabúa, El Pantanoso,Túmulo, La Estancia y la Loma”.
Pese a ser evidente el importante
patrimonio arqueológico que se podría ver afectado, SETENA deja en manos de la
empresa la decisión de “que un profesional en la disciplina arqueológica sea
contratado a fin de supervisar los movimientos de tierra” y SETENA asegura que
pese a que se han hecho algunos hallazgos arqueológicos “éstos se resguardarán
preventivamente para no afectarlos.” A pesar de la evidente necesidad, SETENA
otorga la viabilidad ambiental, sin más estudios arqueológicos, fiscalización
del museo o consultando a UNESCO, desprotegiendo el patrimonio cultural no sólo
de las y los costarricenses si no del mundo entero.
Si lo que se desea es ubicar
vestigios culturales en una zona de un altísimo potencial arqueológico, consideramos
que la evaluación tiene que ser mucho más exhaustiva, sistemática y previo al
cambio de uso y movimiento de tierras y tomar las decisiones técnicas más
rigurosas del caso.
Además consideramos que es
necesario ampliar y concluir la prospección y excavación arqueológica, no solo
en las 9 zonas identificadas sino aplicar diseños de prospección sistemática
con controles estratigráficos más frecuentes que permitan tener una mayor
claridad sobre la información arqueológica y descartar sacrificar sitios por
conveniencia o por ignorancia. Estos parámetros debería sugerirlos el museo, partiendo
de los parámetros de UNESCO.
Es indispensable recalcar que la
instalación y operación de una finca piñera implica no solamente el cultivo si
no diversas infraestructuras que permitirán su operación y que generan
movimientos frecuentes de maquinaria y acarreo de materiales, insumos y
camiones que podrían alterar rasgos culturales ya identificados como esferas,
espigas y columnas deben ser monitoreados y prever medidas de mitigación para
evitar su deterioro.
Aspectos como contaminación por
el acarreo y depósito de materiales, vibración o incluso fumigaciones tan
intensivas deberán ser considerados y valorados como prioridad, tomando en
cuenta que el Estado costarricense asumió responsabilidades y compromisos
internacionales ineludibles con la declaratoria de importancia mundial de esta
zona.
Por otro lado, no hay una
evaluación del aspecto del paisaje y el impacto del cultivo al romper las
unidades actuales y que han convivido por largo periodo, paisaje bananero,
palma, manglar y finca campesina, esta ruptura podría ser considerada
contaminación visual y ruptura del paisaje que es una característica importante
de contexto del sitio UNESCO.
Es importante que UNESCO y el
Consejo Internacional de Monumentos y Sitios ICOMOS por sus siglas en inglés
(International Council on Monuments and Sites) estudien y se pronuncien sobre este
proyecto antes que se inicie el movimiento de tierra.
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