miércoles, 19 de abril de 2017

5 pecados ambientales en la gente tica que dañan la tierra


Por Mauricio Álvarez Mora

1.La hipocresía ambiental. El principal es sin duda el doble discurso en temas ambientales, decimos que conservamos, pero todos los días nos llenamos de plásticos, consumimos cosas que no necesitamos y generamos grandes cantidades de desechos y aguas grises sin hacernos responsables por rechazar, reducir o reutilizar. Hemos alimentado y vivimos del mito que somos ecológicos, pero ya es solo propaganda turística.

2.La ambición ambiental. El modelo económico se basa en depredar y extraer de la naturaleza y seguimos escogiendo gobiernos que siguen implementado políticas neoliberales en materia socio-ambiental como el actual y los anteriores. Este modelo tiene expresiones terriblemente costos para el ambiente como el de la centralización y transporte urbano, donde pasamos más horas en las presas vehiculares que con nuestras niñas y niños. O tenemos un modelo totalmente extractivo sobre explotación de los mares que los saquea sea en forma de aletas, pesca de arrastre y depredando a los huevos de tortuga y solo le devolvemos contaminación y desechos al mar.

3. Toxicidad ambiental. Somos primeros consumidores en el mundo de agroquímicos esto por un modelo agroindustrial de exportación que ha implicado la expansión incontrolada y desregulada del monocultivo de la piña, entre otros. Según Datos del PROCOMER el país ha triplicado la compra de herbicidas en sólo hace 10 años. Hoy compramos más herbicidas, sin incluir otros agroquímicos, que libros.

4. La ignorancia ambiental. Pedimos más “malls”, más calles y carriles, más ciudad y “mega” proyectos, pero no más zonas protegidas, no más parques con áreas verdes, no más playas limpias y tampoco más turismo rural comunitario.

5. La indiferencia ambiental.  La falta de participación en las soluciones y luchas ambientales, la gente no se quiere mover para defender el agua y los ríos, para ahorrar recursos, reciclar, para sembrar árboles y combatir el cambio climático. No nos preocupamos por la protección a las otras especies animales por el tema de la caza, “lagarteada” y otras formas de maltrato animal. De la mano de la indiferencia está la corrupción ambiental como lo vimos en casos como Crucitas o La Trocha. También la persecución, intolerancia y finalmente la criminalización de los que si participamos de las luchas ambientales.

Estas son algunos, pero no los únicos “pecados” que nos alejan de la posibilidad de escuchar a la tierra, de respetar sus ciclos y de poder sobrevivir como especie. 


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