Por Mauricio Álvarez Mora.
Es el pan nuestro cada 5 de junio: un enjuague al año donde se trata hacer creer que como país protegemos el ambiente, mientras los restantes 364 días del año es tiempo para destruirlo.
El Día del Ambiente se convierte en un ejercicio del Gobierno para resaltar lo bueno, lo cual no está mal, pero sí que está mal ocultar lo negativo y las deudas pendientes. Echemos un vistazo a nuestra realidad ambiental hoy y a las ausencias o malas actuaciones de nuestros jerarcas.
Un Ministerio de Comercio Exterior que parece estar colonizado y comandado por la embajada gringa, que al mejor estilo de siempre, nos dice que no tenemos soberanía para decretar una moratoria a los transgénicos. Una vez más los Estados Unidos nos pretende dar órdenes, tal y como lo hizo cuando utilizó de manera burda y sin tapujos al gobierno costarricense a favor del TLC (ver La Nación,29-5-15).
Otro caso, resulta que ante una medida oportuna y eficiente del Gobierno para hacer frente a una crisis fitosanitaria de cultivos como el aguacate que viene de México y otros productos, saltan los mozotes, incluyendo de nuevo el ministro del COMEX, buscando perjudicar y terminar de hundir los últimos campesinos que nos quedan, y que paradójicamente tanto exaltan los ticos ahora que pusieron de moda los chonetes junto con la camiseta de la «sele» para salir a dominguear.
Esa medida, tan criticada, es la primera en décadas que beneficia a nuestros agricultores frente a una agroindustria que exporta el 60 % de nuestros campos con un paquete tecnológico que nos hace ser el principal consumidor de agroquímicos. Envenenados y con mala calidad de vida es el precio de este modelo para las y los costarricenses. Al mismo tiempo, hoy tenemos, aproximadamente 20 mil niños menores de 5 años con problemas de desnutrición (Informe UNICEF, 2013).
Todo eso ocurre al calor y al baldazo de fenómenos naturales sin precedentes, todos se quejan por el bochornoso verano y no es para menos, ha sido el más seco en los últimos 70 años, en Liberia llovió en todo el mes de mayo tan sólo un 1 milímetro de lluvia, nos recuerda Luciano Capelli, mientras el récord más bajo anterior fue de 7.5 mm en 1967. Mientras, mayo fue el más lluvioso que se registra en La Selva de Sarapiquí: con 1028 mm. el récord anterior fue de 940 mm. en 2002, según los datos son de Luis Alvarado Gamboa del IMN recopilados.
Alertas que nos dicen inequívocamente que deberíamos estar reforzando la agenda de energía renovable y la conservación de recursos estratégicos para enfrentar y disminuir el impacto del cambio climático, pero esa no es la ruta del supuesto gobierno del «cambio», la agenda de continuismo del modelo en la infraestructura está clara y nos embarca en proyectos como la ampliación de la ruta 32, la refinería china, la mega terminal APM que implica sólo para empezar la destrucción de humedales y toda la playa Moín.
Y seguimos este triste recuento de destrucción y absurdos, en la zona central de Puntarenas los ríos secos no alcanzan a llegar al mar, mueren unos 5 kilómetros antes de desembocar, pues se entuban los pocos que quedan para proyectos de riego, de dudoso beneficio para la población, mientras las comunidades luchan porque no tienen agua.
Y es que el tema del agua se ha convertido en Costa Rica y el mundo en uno de los más críticos, en los últimos años los conflictos por la protección y el acceso al agua potable han crecido exponencialmente en muchas comunidades del país, junto con las denuncias ante la Sala IV por dicho servicio; pasando a conformar 164 del total de denuncias presentadas, entre el 2013 y 2014(Instituto de Investigaciones Sociales UCR, 2015).
Es así como en el día del ambiente llamamos la atención con estos datos que evidencian la diferencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Y aunque el gobierno le quedó grande su PACto ambiental y parece haberse quedado en falsas promesas, la diferencia la están haciendo las comunidades y organizaciones que estamos en movilización constante a favor del patrimonio natural de las presentes y futuras generaciones, y que sí somos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos: esta semana comunidades acompañadas por los ecologistas y universidades como Acosta están tratando de proteger los ríos mientras las de la Tigra de San Carlos lograron el archivo de otra represa que comprometía el agua para la agricultura y consumo humano. En León Cortés proponen un manejo integral y comunal de desechos frente a la intención de la municipalidad de condenar a su pueblo a tener una incineradora, y en Guanacaste se retoman las luchas por la defensa del agua y en Puntarenas se creó la una Alianza en Defensa del Agua.
Así este 5 de junio no nos tragamos el aMIENTE y defendemos el Ambiente con una acción ecologista comunitaria que está creciendo para responder a la grave crisis ambiental, que sirva este día para invitarles a sumarse a la defensa de la vida y de nuestro patrimonio natural desde cualquier lugar, espacio o papel que desempeñe en la sociedad y hacer una lectura crítica del papel nuestras instituciones y demandar el cumplimiento de sus labores a favor de nuestra calidad de vida y la protección de la Naturaleza. Esperamos que el próximo año el recuento del accionar del gobierno sea distinto y haya mucho que celebrar.
Publicado en: https://www.elmundo.cr/opinion/dia-del-ambiente-o-del-amiente/
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