Ayer, 7 de diciembre de 1999, se cumplieron cinco años de la muerte de Oscar Fallas, María del Mar Cordero y Jaime Bustamante, integrantes en ese momento de la hoy extinta Asociación Ecologista Costarricense (AECO).
El Centro Cultural Español, albergó un emotivo encuentro entre familiares, amigos y amigas de estas tres personas que lucharon hasta el fin de sus vidas por una sociedad justa en todos los sentidos. En la actividad se hicieron presentes distintas manifestaciones de la cultura como la música, la dramatización y se leyeron algunos poemas de Jaime Bustamante y David Maradiaga, también integrante de la AECO y aparecido muerto siete meses después, el 14 de julio de 1995.
Quienes participaron en el mencionado encuentro quisieron dejar claro que no se trata de una “conmemoración”, y que “no creemos que con esto basta como expresión de la lucha que libramos día a día para encontrar la verdad y hacer justicia”. Sin embargo, “tenemos que mantener viva su memoria, juntarnos en una profunda amistad y solidaridad y manifestar la necesidad de actuar, en términos de investigación y de justicia, para que no haya más impunidad en Costa Rica”.
Hace cinco años del crimen perpetrado contra las personas y
humanidad de la compañera María del Mar Cordero y los compañeros Oscar Fallas y
Jaime Bustamante, brutalmente quemados vivos en su hogar en Guadalupe,
Goicoechea, el 7 de diciembre de 1994. Salvaje asesinato político atribuible a
su lucha incansable por la vida, la libertad y la justicia y a su tenacidad de
oposición a los poderes económicos y políticos sin piedad ni perdón. Los mismos
poderes que en su incontenible afán de lucro y poder eliminan vidas por dinero,
saquean nuestras comunidades y mancillan la dignidad y esperanza de pueblos y
países enteros.
Hace cinco años de un crimen que se constata como una
ejecución a sangre fría, contratada por poderosos intereses económicos. Tan
similar a las actuaciones antiecologistas, de atentado y homicidio, perpetradas
en diversos lugares de Costa Rica y el mundo.
Hace cinco años de incapacidad, complicidad y corrupción de
parte de los encargados de la “justicia” estatal para percatarse y actuar sobre
los hechos obvios de esta atrocidad.
Pasaron cinco años de dolor de quienes no dejaremos impunes
a los responsables de este acto, porque estamos conscientes e informados de sus
brutales actuaciones.
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