Por Mauricio Álvarez Mora.
A dos kilómetros de las costas de Moín, la Compañía MKJ- Xplorations está planeando realizar exploración petrolera, en un área de 107kms2.
Existe un Estudio de Impacto Ambiental, en el que se plantean los posibles impactos ambientales. Está lleno de buenas intenciones, pero no contiene ninguna certeza de que los daños causados por la actividad de la compañía sean reversibles en nuestro Mar Caribe.
La actividad inicia con la exploración para la búsqueda de formaciones geológicas prometedoras, la cual se emprende como una etapa de análisis de mapas geológicos. Una vez identificados los lugares que tienen mayor posibilidad de contener formaciones ricas en hidrocarburos se realiza la exploración de campo, que suele llevarse a cabo mediante la técnica de reflexión sísmica. Para esto se trazarán líneas sísmicas con una pistola de aire, 18083 detonaciones en total durante tres semanas. Se harán 169 detonaciones por km2 y el área del proyecto es de 107kms.
Entre la larga lista de impactos de esta actividad encontramos: muerte y fragmentación de hábitats marino ruido, daño patológico al sistema auditivo, cambios en el comportamiento, repulsión a la fuente de sonido, interferencia por el uso de señales de comunicación acústica producida naturalmente por animales marinos. En la pesca cambio en la abundancia o en el comportamiento de los animales objeto de capturar, con la exclusión de barcos interrumpe actividades pesqueras, marino, turismo y transporte del área de estudio
Sucede que la Empresa MKJ- Xploraciones ha hecho los trámites necesarios para la exploración, con la aprobación y la voluntad política del presente gobierno. Sin embargo, no ha consultado ni informado aún sobre sus actividades a los gobiernos locales (Municipalidades), asociaciones de desarrollo, empresarios turísticos, comités de manejo ambiental, áreas de conservación, comunidades indígenas, sectores ambientalistas, y muchos otros sectores de la población de la zona Atlántica que posiblemente se verán afectados directa e indirectamente por las actividades de exploración petrolera.
Por otro lado, las actividades de exploración petrolera, de ser exitosas, terminan en la localización de sitios en los que eventualmente habrá explotación petrolera. En esta segunda etapa, los riesgos de la actividad y todos los impactos que genera son muchos mayores.
A todo esto ¿ha decidido la gente de la Zona Atlántica de nuestro país que quiere que su región se convierta en una frontera petrolera? la respuesta es no porque aún nadie le ha preguntado a la gente qué opina de las actividades de la industria petrolera en su territorio.
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