Por Mauricio Álvarez Mora
El agronegocio, amo y señor de la economía, desde el coloniaje bananero de Minor Keith hasta la actualidad, ha dominado la política, la economía y buena parte del marco legal de este país. Hoy enfrenta, sin embargo, un límite simbólico más poderoso que cualquier ley o institución: el mandato y la fiscalización social para detener su expansión descontrolada. Esta moratoria ético-ciudadana es la que puede obligar al respeto de los límites de la naturaleza y de la dignidad social. A esas fronteras naturales las llamamos patrimonio natural; en el plano social, se expresan como soberanía ciudadana, que veta con la razón, pero también con la acción directa, creativa y no violenta.
Si hay que agradecer a una persona en esta lucha contra la piñera en el Humedal Térraba-Sierpe, esa persona es Ifigenia Quintanilla Jiménez. Guardiana y estudiosa de las esferas de piedra, desde niña recorrió las comunidades campesinas del humedal con una misión ancestral: transmitir el poder colectivo que habita detrás de estas esferas. Porque las esferas son el símbolo, pero la verdadera grandeza está en la cultura del trabajo colectivo que las hizo posibles. Ifigenia nos hechizó con su amor por el trabajo social, un amor que sigue alimentando, hasta hoy, su incansable defensa. En el vínculo entre las esferas y el trabajo que las produjo se encuentra una de nuestras identidades más profundas y originarias, la misma que reivindicamos cada vez que las defendemos y respetamos.
Muchas otras personas han sido —y siguen siendo— guardianas cotidianas de las esferas. Desde el Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica (UCR) asumimos, durante más de ocho años, la tarea de fortalecer y acompañar estas luchas. Se trata de personas que aman la tierra y la trabajan, aun sin contar con títulos de propiedad. Sus historias están retratadas en estas publicaciones, donde se recogen memorias, sueños, rostros y también experiencias amargas en la lucha por una tierra que han defendido y cultivado durante décadas:
Tierra Campesina: Memoria del proceso de organización de las comunidades de Finca 9 y Finca 10, en Palmar Sur de Osa, donde se planteó la construcción de un aeropuerto internacional, lo que amenazó el derecho de sus habitantes a tierra y vivienda.
Tierras en lucha: resistencia campesina : Atlas de la memoria de las comunidades de Finca Chánguena, Finca 9 y Finca 10, en Palmar Sur, Osa (2016-2019), cartografía participativa del conflicto socioambiental afrontado por estas comunidades
Nuestra lucha por la defensa de nuestros territorios: relatos de mujeres campesinas de Finca 9 y Finca 10, Palmar Sur de Osa. En dicha publicación, se rescata la lucha de las mujeres campesinas en la defensa del territorio cuerpo-tierra, en las comunidades de Finca 9 y Finca 10 de Palmar Sur de Osa, Puntarenas.
En el plano técnico de esta lucha, es fundamental destacar el peritaje realizado por el Dr. Allan Astorga-Gättgens, base esencial para la fundamentación legal construida por Álvaro Sagot Rodríguez y Sofía Barquero Mata. Kioscos, la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (FECON) y el Bloque Verde, junto con sus equipos, funcionariado y activistas, hicieron posibles las movilizaciones sociales que sostuvieron este proceso.
Mención especial merece también la llamada “hermandad de las esferas”: Francisco Guerrero, Fabián Pacheco Rodríguez, Checho Moray y Rebe Arguedas. Ifigenia nos condujo, a través de su embrujo, por las tierras de las esferas. El video que acompaña este texto —con tomas de dron de Choma— es testigo de la belleza de una parte de la finca que pretendía ser sembrada de piña.
Confiamos en esa soberanía y en la vigilancia social ejercida sobre la principal transnacional piñera del país, Pindeco, y en el golpe simbólico y político que este proceso representa para la agroindustria. Ojalá que ello no derive en represalias ni en el recrudecimiento de la persecución que hoy enfrentamos por la beligerancia y el compromiso social sostenidos durante más de doce años desde el Programa Kioscos Socioambientales de la UCR.
Hoy, el Programa Kioscos entra en un período de vacaciones sin nombramientos docentes, junto con el equipo coordinador: un grupo de jóvenes de la más alta calidad profesional, moral, ética y política. Nos vamos con la convicción de que las fuerzas sociales y de justicia deben prevalecer, y que serán ellas las que finalmente nos dignifiquen y reivindiquen.
Siempre he insistido en que Kioscos existirá mientras exista un sustrato crítico y consecuente dentro de la Universidad. Kioscos nació del compromiso social universitario frente al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Sin embargo, pareciera que los intereses neoliberales y la defensa del estatus quo de los sectores privilegiados han terminado por imponerse. Si desaparece el pensamiento crítico con consecuencia política, ya no habrá cabida para un programa como Kioscos. En otras palabras, si no hay respuesta desde las entrañas mismas de la Universidad, lo único que podrá renovarlo vendrá de afuera: de ese vínculo vivo con la sociedad que hoy se pretende debilitar, disfrazándolo de trámites y burocracia.
Las imágenes y el video evidencian el valor natural, productivo y patrimonial del área en disputa. El sobrevuelo permite dimensionar la riqueza ecológica y cultural de un territorio que se pretendía transformar para el cultivo de piña.
En la Foto 1 se observan sitios arqueológicos, cultivos de arroz y remanentes de humedales y bosque natural, todos incluidos dentro del plan de gestión presentado por la empresa. Se trata de los sitios conocidos como El Pantanoso, El Túmulo, La Estancia y La Loma, espacios donde confluyen ecosistemas altamente sensibles y patrimonio cultural de gran valor histórico.
En la Foto 2, resaltados en color amarillo, se identifican los sitios arqueológicos La Morada 1, La Morada 2 y Casa Cobá, cuya ubicación dentro del área que se pretendía destinar a la siembra de piña pone en evidencia la gravedad del riesgo al que se ven expuestos estos bienes patrimoniales frente al avance de la agroindustria.



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