miércoles, 6 de julio de 2016

Después del fracaso en París ¿Christiana Figueres a la ONU?


Por Mauricio Alvarez Mora

Antes de seguir poniéndose el “chonete y la camiseta” por la candidatura de Christiana Figueres para la Secretaría General de la ONU, conviene revisar si es justo que sea tan alabada por los resultados obtenidos en la COP21 en París y revisar si su campaña, hecha con fondos públicos, servirá más que todo como una contribución para posicionar el perfil de varios aspirantes a candidatos para las próximas elecciones nacionales, como su hermano o  el canciller que no desaprovecha la ocasión para mercadearse, incluso ella misma, y también subir la maltrecha popularidad del gobierno.

El acuerdo obtenido en la Cumbre de Cambio Climático de París, cacareado como “hijo” de Christiana Figueres, ha sido calificado como una “farsa” y “extremadamente negativo” por organizaciones internacionales como Amigos de la Tierra y Oilwatch y muchas otras presentes en la COP21. Consideran que este acuerdo no apostó por la ruta de descarbonización de la economía y que es un acuerdo de mínimos, sin ambición ni herramientas concretas.

¿Dónde está el éxito adjudicado al Acuerdo de París y a la figura de Figueres, si el resultado es más débil que el Protocolo de Kioto? Publicidad engañosa en lugar de análisis crítico, pues lo que se acordó fue apenas un texto, que además de laxo, requiere la ratificación de 55 países para proceder con su aplicación y cabe esperar el veto de los principales emisores/contaminadores: Rusia, China y Estados Unidos. Se repetiría así lo que precisamente no funcionó en Kioto. 

Lo que se podría decir que Figueres “logró” fue un instrumento con una vaga mención a la “neutralidad climática” término ampliamente criticado pues permite “trampas contables” e indultos para contaminar, desoyendo recomendaciones científicas de dejar las reservas fósiles en la tierra y no quemar el 80% de lo que “falta” extraer. 

Lo que sí se logró en París, y es deplorable, fue consolidar el mecanismo REDD+  que es un mercado de carbono que busca apropiarse de muchos territorios indígenas alrededor del mundo y nuestro país es ya un laboratorio de este mecanismo que los pueblos indígenas de Costa Rica han rechazado de manera vehemente. 

Recordemos que Christiana Figueres fue la asesora principal de cambio climático en Latinoamérica para la empresa energética ENDESA, la mayor multinacional eléctrica privada en la región, que ha causado el terror y la desolación con grandes centrales hidroeléctricas. ENDESA ha afectado el ambiente, comunidades indígenas y rurales que han tenido que desplazarse para dejar atrás inundadas sus casas, sus raíces y sus tierras. En Europa ENDESA cuenta con decenas de plantas térmicas, hidroeléctricas y nucleares, constituyendo un gran productor de gases de efecto invernadero, de desechos y riesgo radioactivo. 

Entonces ¿a favor de quién está Figueres? ¿será Christiana el “objeto/sujeto perfecto” para completar una cuota de mujeres?. Sin duda cualquier espacio de poder o toma de decisiones es privilegio de los hombres y necesitamos que esto cambie, pero también es cierto que Figueres, no por ser mujer, ha dejado de ejercer el poder desde una lógica patriarcal de saqueo de recursos, favoreciendo en la COP21, los intereses económicos de las empresas y gobiernos poderosos por encima la vida de las mujeres, afectados y migrantes climáticos y en general la población mundial más vulnerable, lo que eventualmente podría pasar en la ONU.

En Costa Rica, sin cuestionamientos, el gobierno apoya la candidatura de Figueres y refuerza la “carbono neutralidad”, contradiciendo lo dicho en campaña electoral por el actual Presidente quien había criticado la legitimidad del concepto por considerarlo más cosmético que un discurso consecuente. Sin embargo, la carbono neutralidad volvió al discurso presidencial sin mayor explicación.  

A pesar de que en sus palabras en las Naciones Unidas en 2014, Luis Guillermo parecía darle un contenido distinto, la actuación del ministro de ambiente ha dejado muy claro que no hay un cambio conceptual, ni práctico y mucho menos estructural para combatir causas del cambio climático y  con la famosa carbono neutralidad seguimos haciendo negocios a partir de la crisis climática.  Es lamentable que esta candidatura legitime este modelo neoliberalismo climático, para que todo siga igual. 

Y más allá del carbono, el concepto histórico de neutralidad perpetua de este país, parece radicar en no hacer nada para que los que hacen negocios y la guerra contra el planeta y los pueblos lo sigan haciendo en “paz y gobernabilidad”, lógica muy funcional al reparto desigual del poder y de los recursos, que es el reflejo de cómo funciona hoy la ONU.

En síntesis, la candidatura de Christiana Figueres se monta sobre el trabajo histórico ecologista de comunidades y la sociedad organizada que realizan acciones concretas y coherentes con cambios de fondo en la lógica que depreda el planeta y compromete nuestra vida, acciones como declarar la moratoria a las piñeras en Los Chiles, moratoria al petróleo y minería, el rechazo organizado de las comunidades indígenas Bribris de Talamanca REDD + y muchas otra luchas socioambientales que es la verdadera Costa Rica Verde, no esa que pregonan y en la que se montan los políticos de turno para viajar, hablar y después obtener puestos internacionales para que el rumbo del mundo siga igual, directo al despeñadero.


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