jueves, 16 de junio de 2016

¿Barbarie o conservación? Desertificación y tortugas marinas



Por Mauricio Álvarez Mora.

El 16 y 17 de junio se conmemoraron dos efemérides ambientales más: el Día Mundial de las Tortugas Marinas y el Día Mundial de la Lucha contra la desertificación.

¿Cómo se vivieron estas fechas en Costa Rica? Para el Día de las Tortugas Marinas el gobierno y APM Terminal parecen haberles preparado una bienvenida a estas criaturas milenarias que desovan en Playa Moín. Pero en vez de recibirlas con bombos y platillos encontraron la playa cercada y su hábitat sepultado por montañas de miles de toneladas de piedras. Y por si fuera poco, la extracción de esos materiales en canteras de la zona ya está impactando ríos y montañas, aumentando el impacto de inundaciones en todo el Caribe.

Ahora las tortugas además de escalar por malla de metal y sortear su vida entre alambre navaja, tendrán que hacer minería en estos cúmulos de piedra para lograr poner sus huevos. Ahora tenemos nuestra versión tica de tortugas ninja, estilo combate. ¿Aplaudimos?

Ante este verdadero acto de barbarie, busqué afanosamente resoluciones de SETENA en el estudio de impacto ambiental y en planes de construcción, con el fin de encontrar el derecho de ocupación de estas playas, sin embargo no tuve suerte. Si en vez de montañas de piedras estas playas estuviesen ocupadas por familias de territorios costeros comunitarios, ya les hubieran “dado bimba” y “mejor suerte la próxima vez”, pero no, en este caso sólo Dios sabrá si es legal o no ese “piedrerismo” en la playa, porque si se le consulta a SETENA seguramente dirá que es legal y que este “nuevo ecosistema” será declarado monumento natural.

Volviendo a la otra efeméride sobre la desertificación, primero debemos comprender a qué se refiere, y es que en el mundo aumentan día a día los procesos que degradan y vuelven nuestras tierras inútiles, quizás de manera irreversible, y para que esta catástrofe suceda no es necesario que las tierras se conviertan estrictamente en desiertos de arena, en Costa Rica tenemos nuestros desiertos de piña, palma, banano y golf. Es por esto que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía que afecta hoy unos mil millones de personas en el planeta.

Se calcula que una cuarta parte de los suelos de Costa Rica son sobre utilizados, generando degradación de tierras, baja productividad agrícola y finalmente la desertificación. Pero se sigue apostando por un modelo que exporta el 60% de nuestra producción agrícola, al mismo tiempo que construimos una trocha fronteriza que para lo único que sirvió fue para colonizarla de piña y terminarles de “aterrar”, con sedimentos y químicos, el río compartido con los vecinos.

Además resulta que el Fenómeno del Niño este año y el cambio climático, nos reveló que estamos más cerca de la desertificación de lo que imaginábamos (si es que alguien estaba considerándolo), y más de un “sonajas” del fan club del COMEX dirá que nuestras zonas secas serán más atractivas para el turismo internacional, ¡mar y desierto! nuevo slogan del ICT, con lindas imágenes de dunas para jugar golf y buen sol para disfrutar el voleibol de playa, donde alguna vez hubo bosque, humedales y tortugas.

Así, mientras degradamos y exportamos nuestras mejores tierras para la producción de alimentos, la desnutrición en Costa Rica, según el Banco Mundial, ronda casi el 6% de población, gente como usted y como yo, sólo que con una abismal diferencia: no alcanzan satisfacer sus requisitos alimenticios mínimos de energía de manera continua. Según el Banco Centroamericano de Integración económica, la desnutrición infantil en niños menores a los cinco años es de 5.0%, según la talla, y de 6.0%, según el peso.

Pues parece que el banco, muy consiente de estos índices, quiere subir los porcentajes promoviendo préstamos para proyectos de riego en las zonas secas del país. Uno de estos proyectos es por ejemplo en el Río Acapulco, en Guacimal de Puntarenas, donde un proyecto de riego, en supuesto beneficio de las comunidades, secó el río y afectado a muchos, eliminando toda forma de vida que albergaba, y afectando a más vecinos de los que benefició. Pero por más riego la zona tan seca, de altas pendientes y mal manejo pareciera camino a la degradación.

No es el único caso, otros proyectos amenazan los ríos Veracruz y el Aranjuecito, y en otros pueblos de la zona baja ya no dan abasto las nacientes que usan los acueductos para consumo humano, tal es el caso de Sardinal, o tienen altos niveles de contaminación, como en La Pita, o en Villa Bruselas, cuyos vecinos han tenido que manifestarse para exigir una solución. El paisaje es una clara demostración de injusticia hídrica, impacta y ofende ver montañas y parcelas sin una gota de agua totalmente secas, en contraste con potreros frescos, verdes con sistema de riego.

Así las cosas, hoy no celebramos si no denunciamos. Costa Rica, el país que había sido emblemático en el mundo por altos índices de salud, educación, paz y conservación de la Naturaleza, es empujado a la barbarie que arrasa al planeta y que parece que sigue el slogan publicitario“no lo maneje, maltrátelo”, hoy está en una encrucijada: entregar sin reparo su patrimonio y quedar a la deriva, o bien tomar medidas duras y optar por un camino propio de cuido de sus habitantes y su riqueza natural. Ojalá elijamos esta última opición y le garanticemos el agua, el aire y la biodiversidad a las generaciones futuras, con suerte tomarán mejores decisiones que nosotros.


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