Costa Rica, como istmo que une América del Norte con América del Sur, tiene una condición geográfica privilegiada. Su clima, vegetación y biodiversidad están fuertemente influenciados por la interacción de dos grandes cuerpos de agua: el océano Pacífico y el mar Caribe. Somos mar e istmo, y nuestras costas representan una riqueza natural y cultural incalculable.
Sin embargo, nuestras dos costas —Pacífico y Caribe— se han convertido en la punta de lanza de un modelo de turismo masivo que se implementó desde finales del siglo pasado. Antes de eso, las comunidades costeras estuvieron sumidas en el olvido, pues los modelos de desarrollo siempre miraron hacia la zona metropolitana y la agroindustria. El mar era concebido solo como un territorio extractivo y como vertedero de aguas y desechos provenientes del continente.