domingo, 26 de junio de 2016

Estudios de Evaluación ambiental de las plantaciones piñeras


Por Mauricio Álvarez Mora.

Los severos impactos de la agroindustria piñera en el ambiente y las comunidades han sido su marca indeleble. La expansión del monocultivo de la piña se ha hecho en ausencia de estudios de impacto ambiental en sus primeros años y en polémica por la posterior aplicación de instrumentos de evaluación cuestionados por comunidades, sectores sociales y ecologistas.

El Estudio de Diagnóstico Ambiental (EDA), publicado en la resolución 2286 – 2009 SETENA del 25 de setiembre del 2009 fue concebido para actividades que ya fueron ejecutadas y están en funcionamiento y que no hubieran cumplido el trámite de evaluación de impacto ambiental que exige la ley como condición indispensable para el inicio de las actividades, entonces nace para que pudieran “cumplir el requisito” del permiso ambiental.

En la definición está clara la intensión del EDA al asegurar: “Muchas empresas en estas condiciones, están requiriendo actualmente una Licencia Ambiental, por ejemplo para fines de una transacción financiera ante un banco, o para efectos de una certificación de sistema de gestión a nivel internacional. Otras están requiriendo la Licencia Ambiental para efectos de trámites de permisos ante el Ministerio de Salud”.

En la resolución de su creación del EDA afirma que: “no se deben considerar todos los impactos posibles (físicos, químicos, biológicos, sociales, económicos, culturales, estéticos, políticos, etc.), sino únicamente aquellos que en forma evidente resultan negativos para el medio ambiente, para los cuales existen posibles medidas ambientales para prevenirlos, atenuarlos o compensarlos, dentro de un equilibrio financiero que no atente contra la vida de la actividad misma”, a diferencia de un EIA.

Previo al año 2009, como otros monocultivos, la mayoría de las plantaciones se establecieron sin contar con ningún instrumento de carácter predictivo ambiental.



Una investigación de Aravena (2005) evidencia que: “Según la base de datos de la biblioteca de SETENA, hasta octubre del 2005, existían 4 estudios de impacto ambiental (EIA) de cultivos de piña, uno de 1998 elaborado para PINDECO y los otros del 2005 de San Carlos y de Sarapiquí. También existen 4 planes de gestión ambiental PGA elaborados principalmente para las labores de empaque y exportación de los cultivos entre el 2003 y 2005. No había datos de proyectos rechazados”.

Este dato evidencia que algunos productores sí se sometieron a estos instrumentos y la mayoría no. Distintas razones han señalado los empresarios destacando que la mayoría de plantaciones fueron establecidas en antiguos potreros y otros cultivos por lo que no hubo cambio de uso del suelo; además como se justifican: vacío de la legislación y que es un problema de todo el sector agrícola.

Es así como el cuestionado EDA nace a partir de la gran conflictividad social por los graves impactos ambientales y los requerimientos del mercado internacional para certificar una producción que se tradujeron en cierres de plantaciones ordenados por el Tribunal Ambiental Administrativo. También el presidente de CANAPEP señaló otras razones como: cumplir con los permisos de funcionamiento del Ministerio de Salud y las patentes municipales, y de unos años para acá, se nos exige la viabilidad ambiental o las licencias ambientales.[i]

Según lo asegura el ex secretario de la SETENA el Dr. Allan Astorga: “Como por arte de magia, y en contravención con lo que establece el reglamento general de evaluación de impacto ambiental y la misma Ley Orgánica del Ambiente, surgió dentro de la Setena una nueva modalidad de instrumento, de tipo voluntario(…)Tratándose de un estudio "expost" no se entra a valorar elementos esenciales, como por ejemplo si el sitio seleccionado para el cultivo era el apropiado, ni tampoco puede valorar si al momento de desarrollar del cultivo se afectaron biotopos sensibles que no debieron haberse afectado”.

Ante uno de los principales problemas del cultivo de piña, como es la contaminación de acuíferos en zonas vulnerables, en vez de crear un instrumento a partir del caso de acuíferos contaminados por plaguicidas, se diseña un instrumento de tipo “flexible, gradualidad, autoevaluación” como se define expresamente en la resolución N° 2572-2009-SETENA. Lo anterior abona a ver la evaluación ambiental como un simple trámite u otro requisito más y no tenga el valor de balance entre aspectos negativos y positivos o el valor de planificación, optimización o adaptación al ambiente socio ambiental de los proyectos.

Un EDA no parte de un estudio hidrogeológico previo al establecimiento del cultivo, al estar diseñado para reducir el impacto de la plantación ya establecida. Además, el instrumento excluye el área de influencia indirecta, de vital importancia para evaluar el área de recarga acuífera, tal es el caso de contaminación de las fuentes de agua de Cairo, Milano y La Francia. Tampoco podría evaluarse por ejemplo, solo en caso de contaminación evidente y detectada de agroquímicos en acueductos, si se ha sembrado piña en una zona de antiguos humedales algo muy común en el norte y caribe de nuestro país, que en un estudio hidrogeológico.

Por lo tanto si bien puede reducir una parte de los impactos se hace sin partir de una línea base para medir escenarios de un antes y un después reduciendo la efectividad de los indicadores que propone el EDA, lo que lo convierte en un instrumento enfocado en legitimar el crecimiento expnasivo de la piña, haciendo muy difícil que sea rechazado legalmente, caso contrario de lo que sucede con los Estudios de Impacto Ambiental (EIA).

[i] http://www.nacion.com/opinion/foros/Sector-pina-ambiente_0_1055694502.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ecuador dijo sí a la protección de la Amazonia ecuatoriana: Parque Nacional Yasuní sin más petroleras

Por Mauricio Álvarez y Fabián Pacheco , OILWATCH COSTA RICA; En una consulta popular histórica para el mundo y en una ruta clara hacia una s...